Una historia sobre fantasmas

… o cómo el amor real persiste a través del tiempo.

Escrita y dirigida por David Lowery, la película de drama y fantasía A Ghost Story comienza con la pareja que le dará vida a nuestra historia de amor. Es “nuestra” porque en el arte el amor de una persona comienza a ser el de todos; la empatía nos lleva a desdibujar los límites donde terminan los sentimientos de los personajes y donde comienzan los nuestros. Sin embargo, el eje real sobre el cual gira la trama es la casa que les sirve de hogar, operando como una suerte de protagonista inanimado. 

Dentro de la misma, un hombre y su esposa tienen una vida común y corriente hasta que son separados por un accidente. El propósito de este hombre en la historia no acaba incluso después de su muerte. De hecho, a partir de ese punto podemos verlo representado como un fantasma de manera casi caricaturesca: una simple sábana blanca con dos aberturas circulares como ojos. Aunque no escuchamos una sola palabra más de él, conectamos con sus emociones, tan humanas como nunca. El músico acepta su destino en el otro plano mientras deambula en el mundo de los vivos desde el principio de los tiempos hasta el momento de su partida. La frase de Anne-Louise Germaine Necker sobre la fragilidad del tiempo como lo conocemos en función del amor calza perfectamente a lo largo de este relato visual: “El tiempo no debería componerse solamente de horas ni de minutos, sino de amor y de voluntad; tenemos poco tiempo cuando tenemos poco amor verdadero”

A pesar de la naturaleza efímera de la vida del protagonista, es el valor del amor lo que lleva a la línea temporal a doblarse hasta crear un ciclo continuo. Es así cómo el fantasma se encuentra a sí mismo atrapado en esta casa, preso por la intriga que le ocasiona un solo secreto: las últimas palabras de su amada, escritas en un pequeño pedazo de papel y guardado en una grieta en la pared, costumbre que había mantenido desde pequeña al mudarse constantemente con su familia. 

Este “fantasma” sufre todo un crecimiento para llegar a comprender la importancia de dicho papel. Antes estaba demasiado interesado en lo que ocurría en su antigua casa y en reclamar su pertenencia sobre esta, incluyendo el derecho sobre la mujer que ama, quien intenta formar un nuevo camino sin él y, eventualmente, decide dejar aquel lugar para lograrlo. Aferrado entonces a lo único que le queda de su esposa, entiende que su atención debe centrarse en ese último pedazo de ella guardado entre las paredes. Una vez que lo retira y logra leerlo, se desvanece por completo: su función en ese plano había terminado, el pequeño papel cae junto con la sábana en el suelo de la casa abandonada.

Como espectadores, el contenido de este escrito permanece oculto, dependiente de la interpretación de cada persona; un único mensaje con millones de posibilidades. Después de todo, si existía una persona con el derecho y cualidades necesarias para leerlo, era su esposo. El secreto entre dos enamorados nos demuestra nuevamente que lo más importante es el camino a pesar de las relucientes promesas en el destino prometido. No quedó más que silencio al finalizar la película, una oportunidad perfecta para reconciliarnos con la emoción profunda que evoca esta historia. Y al igual que sus personajes, no dejamos de vivirla al abandonar la pantalla, sino que se repite en círculos de principio a fin, en nuestra memoria, en nuestras acciones presentes y en las decisiones a futuro. Como todo lo que nace del amor real, persiste a través del tiempo.

Lo que sí importa

Creo que usualmente deberíamos auto chequearnos para precisar cuál es nuestra verdadera riqueza. Y si para nosotros lo que realmente vale es ayudar al prójimo en la carrera de esta vida…

En el artículo ¿Qué es la verdad? dijimos: …Las palabras de Dios constituyen el patrón para saber lo que es verdad y lo que es falso. Por ejemplo el mismo Jesús dijo en Lucas 12:34 (v. BLPH): Pues donde tengan ustedes su riqueza allí tendrán también el corazón. Lo que equivale a definir qué es lo que creemos más valioso en la vida (para muchos serían el dinero y los bienes materiales).

En una ocasión leí un párrafo con un ejemplo interesante, parafraseado de Criando niños positivos en un mundo negativo, de Zig Ziglar:

Si yo me parara frente a una audiencia de prácticamente cualquier tipo, me expresara con un lenguaje soez y palabras de cuatro letras a lo largo de la presentación, y de paso abogara por la violencia, la inmoralidad, el tabaquismo, el abuso de drogas y alcohol, me mirarían con asombro. Y si hubiese padres en el público que supieran que yo pronunciaría el mismo discurso ante sus hijos e hijas en la escuela local al día siguiente, moverían cielo y tierra para que se cancelara mi participación como orador.

Sin embargo el hecho real es que esta misma “canción” se nos canta a nosotros y a las mentes de nuestros hijos con un ritmo docenas, incluso cientos de veces al día a través de películas, música y redes sociales. Y el impacto es mucho mayor que el que tendrían esas palabras si yo las usara en el discurso que iba a dar en la escuela local, esa sola vez.

Por ello algo vital sería que trabajemos duro para desarrollar buenos rasgos de carácter. Como dijo William Cottringer: “El buen carácter es cuando la cabeza, el corazón, el alma y las manos acuerdan hacer lo correcto, de la forma correcta, por las razones correctas, y el esfuerzo combinado obtiene los resultados correctos en medio de las condiciones más adversas”

Para concluir un relato de algo que sucedió hace varios años:

En unas Olimpiadas Especiales que se celebraron en Seattle (USA), 9 atletas con diversas discapacidades físicas y mentales se disponían a correr los 100 metros planos. Al oír el disparo que inició la carrera todos arrancaron a correr, no exactamente a toda prisa, pero sí con ganas de ganar.

Todos menos un muchacho que tropezó, rodó un par de veces, y se puso a llorar. Los otros 8 lo oyeron llorar, aminoraron la marcha y miraron atrás. Todos se voltearon y regresaron, sin excepción. Una muchacha con síndrome de Down le dio un beso y le dijo: «Para que se te pase la pena». Enseguida, los 9 se tomaron del brazo y llegaron caminando juntos a la meta. El público se puso de pie en las gradas y ovacionó a los atletas durante varios minutos. ¿Por qué? Porque en el fondo sabemos que lo que importa en la vida es más que ganar algo para uno mismo.

Por tanto creo que usualmente deberíamos auto chequearnos para precisar cuál es nuestra verdadera riqueza. Y si para nosotros lo que realmente vale es ayudar al prójimo en la carrera de esta vida, aunque para ello tengamos que aminorar la marcha y cambiar de rumbo, como en el relato.

@viviendovalores

Días Perfectos

un deleite para los ojos y el alma.

Cuando se encuentra placer en las cosas pequeñas de la vida, no se necesita de un acontecimiento fuera de lo común para entender que los días felices son, en esencia, días perfectos. Esto lo confirma Wim Wenders con su película más reciente, Perfect Days. Hirayama, su protagonista, mantiene un estilo de vida aparentemente simple basado en una sutil pero firme rutina, la cual ha sido tejida de forma minuciosa por él mismo a través del tiempo. Es la misma rutina la que le ha logrado brindar la paz y estabilidad que, como descubrimos más adelante en el film, no eran la norma en su pasado, cuando la ruptura de la rutina supone también la ruptura del día perfecto.

El comportamiento meticuloso de Hirayama traspasa absolutamente todos los ámbitos de su día a día; desde un riguroso despertar sin alarmas, confiando de forma ciega en el reloj de su cuerpo y el fiel sonido de una señora barriendo la calle, hasta su insistencia por concurrir a los mismos lugares de esparcimiento. Asimismo, su atención al detalle al trabajar se traduce en amor. Todo se repite y todo se respeta. De la mano del amor propio y el respeto nace una solidaridad inherente, tanto por el prójimo como por el planeta en el que habitamos.

En una actualidad presa del consumismo, Perfect Days supone una mirada tan refrescante como indispensable. Nos recuerda que lo necesario para sentirnos satisfechos con nosotros mismos yace en nuestro interior, o en su defecto, en la habilidad personal para apreciar lo externo tal como Hirayama apreciaba el komorebi, palabra japonesa que describe el momento justo en el que los rayos del sol se filtran a través de las hojas de los árboles, creando sombras en las superficies. Y cuando uno es feliz de verdad, con lo que uno hace, con lo que uno es, no hace falta una vida con demasiados adornos para estar en armonía. De esa manera encontraremos grandeza en actos que antes parecían nimios, y belleza en detalles que la mayoría pasa desapercibidos.

Hirayama es ajeno a las nuevas tecnologías, incluso a la nueva música, como lo demuestra su repertorio de canciones en camino al trabajo o la manera como ignora sinceramente a qué se refiere su sobrina con “Spotify”. En él no existe el ansia de permanecer actualizado, de ser juzgado o de quedarse atrás. Simplemente existe en el presente.

En suma, es un apasionado recolector de alegrías efímeras. Compra sus propios materiales de limpieza para su trabajo como limpiador de baños. Es puntual, perfeccionista y entregado. Se toma tan en serio su tiempo laboral como los de ocio, sea durante los descansos para almorzar, o en las noches, bañado y acostado, mientras disfruta un buen libro. Aun durante los fines de semana suele frecuentar los mismos espacios, encontrando cierto sosiego en lo conocido. Parece que entendió el arte de escuchar a su cuerpo, al regresar a los lugares que representan dicha y tranquilidad para él. Todos podemos aprender de él, solo hay que dar el primer paso: respirar.

¿Qué es la verdad?

Cualquier cosa que sea casi verdad es bastante falsa, y está entre los errores más peligrosos. Porque estando tan cerca de la verdad es más fácil que nos descarríe

En estos días reflexionaba sobre el hecho de que cómo no va a haber tanta confusión en el mundo actual si, por ejemplo, una de las “verdades” sobre la que muchas veces se sustenta es que no hay verdad absoluta, que esta es siempre relativa. Es más se está llegando al extremo de asegurarse que la verdad depende de cada quien, de lo que cada quien cree que es verdad.

Hoy día es muy común que se diga que no existe la verdad absoluta. Aunque eso, por su misma lógica, es erróneo. Uno podría preguntar a quien afirme eso: ¿Estás diciendo que sabes que es absoluta y siempre cierto que no existe una verdad absoluta? Y la persona que hizo la afirmación se irá furiosa, o si es intelectualmente honesta empezará a ver el error en su argumento. Porque la única base para que se pueda afirmar que se sabe algo absolutamente es que existe la verdad absoluta. Y la razón más importante por la que existe esta es porque alguien con gran inteligencia y sabiduría la inventó. Alguien realmente tejió en toda la creación y en nuestras mentes lógicas que debe haber cosas en las que podamos confiar absolutamente. Y por supuesto ese alguien es el Dios vivo.

Una vez que nos encontramos con la verdad absoluta, la verdad de Dios, asumiremos dos características clave de ella cada vez que la veamos.

1. Es inmutable. No será alterada por manías, usos o arbitrariedades

2. Es universal. Se nos aplica a todos. Si no se aplica a todos, no es la verdad. Es solo una opinión.

Para concluir algunas reflexiones sobre este vital tema:

1. Nunca conoceremos la verdad hasta que estemos dispuestos a que sean derrumbados nuestros falsos conceptos e ideas preconcebidas;

2. Cualquier cosa que sea casi verdad es bastante falsa, y está entre los errores más peligrosos. Porque estando tan cerca de la verdad es más fácil que nos descarríe;

3. La realidad no deja de existir porque se ignore;

4. A veces Dios primero tiene que quitarnos lo que creemos que está bien para poder mostrarnos la verdad;

5. No se puede rechazar la verdad y dejar un vacío: ¡se llena de mentiras!;

6. Lo correcto es correcto aunque todos estén contra de ello, y lo falso es falso aunque todos estén a su favor;

7. Cuando uno se está resistiendo a la verdad, esta va perdiendo su poder sobre nuestra mente;

8. Las palabras de Dios constituyen el patrón para saber lo que es verdad y lo que es falso. De hecho leemos en el versículo Juan 14:6a- Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida…

@viviendovalores

@agusal77

Midnight Mass y el significado de la fe

… spoiler: La solidaridad salva el día.

Midnight Mass”, o su traducción al castellano, Misa de Medianoche, es una miniserie de suspenso y terror sobrenatural creada por Mike Flanagan, estrenada a finales del año 2021. Con la sinopsis que nos brinda su plataforma de streaming podemos obtener una imagen casi tangible de lo que sería esta inquietante historia: “Cuando un hombre deshonrado vuelve a su hogar, en un pueblo apartado del resto del mundo, aparece un nuevo sacerdote carismático. La llegada de ambos coincide con una extraña serie de eventos sobrenaturales”.

Flanagan se ha establecido esta última década como uno de los autores más fiables de este género cinematográfico. Actuaciones memorables, fluidas transiciones fílmicas y una premisa bien desarrollada a lo largo de sus siete concisos episodios sin duda le hacen justicia a la categoría de terror. No obstante, debajo de la ficción se encuentra la raíz de su éxito, la verdad que trasciende cualquier medio de comunicación. La religión no se trata de lo que quiera el hombre, ni de lo que este pueda sacar de ella, pues no se trata nunca solo del hombre ni de todos los hombres. En cambio, este sirve como un humilde instrumento para transmitir la palabra de Dios a nuestros corazones.

Desafortunadamente es un error común en la actualidad subir a un pedestal figurativo a quien solo es transmisor de este mensaje. El ser humano no debería ser nunca un obstáculo entre emisor y receptor. Los habitantes de esta aislada comunidad llevan al extremo el significado que cada uno tiene de religión, perdiendo la capacidad de distinguir entre el bien y el mal. La Iglesia pasa de ser un símbolo de pertenencia a uno de abundante incertidumbre. 

En su desenlace, la solidaridad salva a este pueblo desamparado. Sus habitantes cesan el pensamiento individualista para actuar como un todo, y el mutuo compromiso a sobrevivir acompañados abre sus ojos al contundente entendimiento de que la fe es tanto el destino como el camino. Tal como nuestro multifacético protagonista Paul Hill afirma en el segundo episodio, casi a manera de presagio: “Eso es lo que significa tener fe. Que en la oscuridad, en su peor parte, en la ausencia de luz y esperanza, cantaremos”.

Es una decisión personal

En otros casos, a veces nos queda más fácil hacer las cosas que sabemos que están mal, porque tomar una postura por lo que sabemos está bien no tendrá aceptación


En el artículo Mejórate a ti mismo… vimos:
Dios me dijo que construyera un mundo mejor.
Respondí: «¿Y cómo?
El mundo es despiadado, cruel,
y soy pequeño e incapaz.
Lo que hiciera sería ineficaz»
Dios en Su sabiduría añadió:
«Mejórate a ti mismo; nada más».

Si cada uno siguiéramos este consejo, podríamos iniciar un proceso de cambio importante en nuestras vidas, siempre apoyándonos de todo corazón en Dios para poder afrontar tamaño reto. Pero si seguimos pensando que las soluciones van a venir por sí solas por lo que haga(n) otra(s) persona(s), y no lo que hagamos cada uno, haciéndonos responsables por nuestras decisiones y acciones, no habrá en absoluto ningún cambio para bien.

Hay alguien muy cercano que está pasando por una situación difícil y muy desagradable porque siguió la orientación de alguien en una institución educativa privada que, para asegurar su cupo en dicha institución, le pidió que depositara el dinero de la matrícula y algo más. Cuando preguntó que si no le aprobaban la visa le devolverían el dinero, le respondieron que sí. Resulta que no le aprobaron la visa por un problema de la misma institución (ni siquiera de la persona), y ahora no le quieren devolver el dinero. Ejemplos de engaños como este abundan. Y eso está sucediendo en un país desarrollado.

En otros casos, a veces nos queda más fácil hacer las cosas que sabemos que están mal, porque tomar una postura por lo que sabemos está bien no tendrá aceptación. También, como humanidad nos hemos acostumbrado a que sean los líderes de todas las áreas los que hagan algo, hoy día está claro por lo que hemos vivido que se requerirá del aporte de cada persona si queremos ver cambios reales. Todo esto porque la integridad es un valor casi en extinción. Las palabras insinceras y sonrisas falsas abundan hoy día. Vivimos en un mundo lleno de mentiras, engaños y decepciones. Además la integridad es una decisión personal, pero tiene que hacerse colectiva para que tenga un impacto vital.

Finalmente un texto escrito por Kent Keith llamado Mandamientos Paradójicos, publicado por primera vez en 1968…en él se refuerza lo de Mejórate a ti mismo:

Las personas son irrazonables, inconsecuentes y egoístas;
perdónalas de todos modos.
Si eres bondadoso, te acusarán de tener oscuros motivos egoístas;
sé bondadoso de todos modos.
Si tienes éxito, te ganarás amigos falsos y enemigos verdaderos,
ten éxito de todos modos.
Si eres franco y sincero, la gente puede engañarte;
sé franco y sincero de todos modos.
Lo que te cuesta años construir, alguien podría destruirlo en una noche;
construye de todos modos.
Si encuentras sosiego y felicidad, podrían envidiarte;
sé feliz de todos modos.
El bien que hagas hoy, muchos lo habrán olvidado mañana;
haz el bien de todos modos.
Da al mundo lo mejor que tienes, y quizá nunca sea suficiente;
da al mundo lo mejor que tienes de todos modos.
Ya ves, a fin de cuentas, todo queda entre Dios y tú;
nunca fue entre el mundo y tú de todos modos.


@viviendovalores

Siempre es equivocarse

Es muy usual que uno piense que en su bando están todos los buenos, y que en el bando contrario todos los malos, lo cual nunca o casi nunca va a ocurrir; de hecho los malos normalmente estarán distribuidos en ambos bandos

En el artículo “Mejórate a ti mismo…” dijimos: …Además no bastará con decidir una vez hacernos más responsables: tendremos que estar renovando el compromiso de asumir nuestras responsabilidades, más aún al surgir a nuestro alrededor voces frecuentes de que no es así, de que siempre hay otro(s) culpable(s) de todo lo que nos ocurre.

 
En un mundo de tanta confusión como el actual hay actitudes en nosotros, algunas muy frecuentes, que también estimulan dicha confusión. Una es la generalización. Una vez vi en Internet esta definición de Generalizar: Es el proceso mediante el cual se establece una conclusión general a partir de observaciones particulares. Estas pueden ser de una o de varias personas. Y debo decir que hoy día existe en la sociedad una tendencia cada vez mayor a generalizar en diversas áreas de nuestras vidas. Y ese hecho no solo va a fomentar la confusión en nuestra existencia, sino que nos va a hacer cometer muchos errores.

A continuación describimos situaciones que ocurren… cuando generalizamos:

1. La gente toma bandos consciente o inconscientemente, para señalar y acusar de ciertas actitudes al bando contrario, así como para justificar o excusar a las del bando de uno. En ese caso es muy usual que uno piense que en su bando están todos los buenos, y que en el bando contrario todos los malos, lo cual nunca o casi nunca va a ocurrir; de hecho los malos normalmente estarán distribuidos en ambos bandos. Todo esto implicará que al generalizar las responsabilidades personales se diluyan, algo contrario al compromiso para mejorarnos a nosotros mismos;

2. Contribuimos a fomentar el resentimiento entre personas, causamos irritación en otros;

3. Así enseguida bloqueamos cualquier intento de razonar con objetividad, algo que precisamos hoy día con urgencia;

4. Juzgamos a personas y situaciones de las cuales no tenemos la menor idea, lo hacemos por lo que escuchamos por allí (ejemplo a través de chismes), y así seremos injustos;

5. Nos hacemos superficiales, lo que a su vez nos lleva a transmitir medias verdades como si fueran plenas verdades. Aunque 50 millones de personas digan una mentira sigue siendo una mentira.

Finalmente, si queremos evitar el nocivo efecto de las generalizaciones en cualquier área, nunca debemos depender solo de opiniones, así estas sean respetables. Tendremos que basar nuestras vidas en valores verdaderos, que provengan de las palabras de Dios, y procurar la integridad al máximo.

@viviendovalores

«Mejórate a ti mismo…»

Cuando decidimos hacernos más responsables por todo lo que sucede en nuestras vidas, empezamos un proceso hacia la madurez real, la cual no depende de nuestra edad cronológica

Observando todo lo que sucede a nuestro alrededor y más allá, los seres humanos deberíamos estar aprendiendo algo que resalta de muchas formas: que vamos a tener que atenernos a las consecuencias de nuestras decisiones y actos. El libre albedrío es una potestad que nos ha sido concedida por Dios, y que si bien conlleva el poder escoger nuestro proceder en la vida sin pedir permiso y según nos parezca mejor a cada uno, además implica una gran responsabilidad: la que se deriva del resultado de dichas escogencias.

Todos decidimos mal a veces. La clave está en que si se escoge mal hay que aceptarlo y hacer algo por solucionarlo. Lo que importa es que aprendamos y avancemos. Analizándonos a conciencia, deberíamos admitir faltas y flaquezas nuestras, en especial las deliberadas, buscar corregirlas y no dejar que una mala decisión lleve a otra. Si pensamos que podemos dejar de cometer errores y avanzar sin remediar el problema, lo más probable es que sigamos metiendo la pata.

Por otro lado el mundo es como una especie de banco de pruebas. Hay 2 cosas muy ligadas entre sí que a los humanos nos hacen mucho daño: el egoísmo y el orgullo desmedido. Ambas son inherentes al ser humano, pero también lo es la capacidad de superarlos. Toda persona tiene el potencial para ejercer gran influencia para bien, bastará con desearlo de verdad, e invocar el favor de Dios con constancia para lograrlo. Todo lo que a su vez solo será posible con más humildad en la vida. Ser humilde no significa que uno debe tener un concepto más bajo de sí mismo. Se trata de: 1. Creer que los demás poseen al menos algunas habilidades en las que destacan más que uno; 2. Esforzarnos por ver el lado bueno de los demás. Algo que en la práctica es imposible para alguien muy engreído.

Cuando decidimos hacernos más responsables por todo lo que sucede en nuestras vidas, empezamos un proceso hacia la madurez real, la cual no depende de nuestra edad cronológica. Es cierto que al pasar el tiempo viviremos más experiencias, y por tanto deberíamos ser más dados a crecer como seres humanos, pero ellas no generan per se una mayor madurez y consciencia en nosotros. Dependerá de que decidamos que esas experiencias nos llamen a la reflexión y nos muestren cuánto influimos con nuestras elecciones y actitudes en lo que nos ocurre. Además no bastará con decidir una vez hacernos más responsables: tendremos que estar renovando el compromiso de asumir nuestras responsabilidades, más aún al surgir a nuestro alrededor voces frecuentes de que no es así, de que siempre hay otro(s) culpable(s) de todo lo que nos ocurre. Tendremos que manejarnos en ese mar de confusión que es la vida actual, para pararnos firmemente en este y otros temas vitales.

Finalmente:

Dios me dijo que construyera un mundo mejor.

Respondí: «¿Y cómo?

El mundo es despiadado, cruel,

y soy pequeño e incapaz.

Lo que hiciera sería ineficaz.»

Dios, en Su sabiduría, añadió:

«Mejórate a ti mismo; nada más».

@viviendovalores

Dar un paso extra

Ojalá cada uno pudiésemos dar un paso extra en nuestro día a día: salirnos de la queja continua, la crítica constante y destructiva, el resentimiento, la amargura, la tristeza…

En otras ocasiones he expresado lo vital de tomar tiempo para reflexionar sobre lo que nos sucede cada día, en especial en un mundo lleno de crispaciones y desequilibrios como el de hoy. He pensado varias veces sobre mis actitudes y comportamientos usuales con los demás y me digo: cuando surgen diferencias con otros ¿tiendo a apartarme, a trazar círculos que excluyan a otros? ¿O trazo círculos que los incluyan? Debo aceptar que mi respuesta a estas preguntas es la primera, tiendo a trazar círculos que excluyen a otros en circunstancias así. Algo que por cierto al dar una mirada casi que a cualquier parte del mundo, pareciera que es lo usual. Lo que me ha llevado a reflexionar seriamente sobre este tema, para luego percatarme de que cuando Dios envió a su único Hijo Jesús al mundo para manifestarnos su gran amor por la humanidad (el cual por cierto es para TODOS: creyentes y no creyentes, pobres y ricos, afines o antagónicos, amables y antipáticos, y un largo etc), él trazó un círculo lo bastante amplio para que nos incluyera a TODOS, a pesar de nuestros pecados, defectos y flaquezas. Lo que hace preguntarme de nuevo ¿será que alguna vez podré llegar a amar así?… ¿o algo parecido?


Ojalá cada uno pudiésemos dar un paso extra en nuestro día a día: salirnos de la queja continua, la crítica constante y destructiva, el resentimiento, la amargura, la tristeza, para así tratar de descubrir indicios de lo que ha sembrado el Espíritu de amor de Dios a nuestro alrededor: en nuestros vecinos, amigos, lugar de trabajo, y más allá. Y sea mucho o poco lo que veamos al hacerlo, igual podemos elegir ser instrumentos de ese Espíritu de amor para comenzar a actuar guiados por este lo más que podamos; y al mismo tiempo dedicarnos a fomentar esas señales de esperanza para todos. Hoy día vamos a estar necesitando más que nunca de este tipo de actitudes, y mientras más personas las asumamos mayor será el impacto positivo de ellas.


Para quienes decidan hacerlo cabe aclarar que el equilibrio en la vida no se consigue de una vez por todas; requiere de un esfuerzo constante de nuestra parte. Y esto no es tan malo como parece… ¿por qué? Porque si bien los retos que afrontamos cada día alteran ese equilibrio, también es cierto que son una parte necesaria del proceso continuo de aprendizaje que nos fortalece y nos ayudará a llegar a ser las personas que Dios sabe que podemos llegar a ser…eso sí rogando por su favor para lograrlo.

@viviendovalores

«No está aquí…ha resucitado»

Él siempre ha estado allí…incluso tal día como hoy resucitó, y venció a la muerte para siempre, para luego llegar a decirnos: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo

Hoy el mundo cristiano (católico y protestante) celebra el suceso más impresionante y singular de toda la historia: la resurrección de Jesús. De acuerdo a varios historiadores y apologistas hay argumentos sólidos que demuestran que la resurrección de Jesús sucedió en verdad.

Hay una historia en los Evangelios de cuando Jesús se quedó dormido estando en una barca con sus apóstoles, y en medio de una tempestad estos le dicen: Señor sálvanos que perecemos, y allí Jesús se levanta y ordena a la tempestad que pare, a lo que ellos dicen: ¿Qué hombre es éste que aun el viento y el mar le obedecen? (Mateo 8:27). Habiendo estado con él durante un tiempo, viendo muchos milagros que estaba haciendo, aún así les costaba entender que habían estado en la presencia del Hijo de Dios. Una vital reflexión de hoy día sería que, a pesar de las tormentas de la vida, de todo lo que estamos viendo y viviendo: guerras, catástrofes naturales, conflictos de todo tipo, la pandemia reciente que afectó a todos de alguna manera, etc. nunca se nos olvide todas las veces que el Señor nos ha sacado de situaciones que en su momento parecían hasta imposibles. Él siempre ha estado allí…incluso tal día como hoy resucitó, y venció a la muerte para siempre, para luego llegar a decirnos: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén (Mateo 28:20b v. RV60). Es decir que a pesar de todos los pesares, nunca se nos olvide que el capitán resucitó, está vivo, y por eso sigue al mando del barco.

A continuación algunas reflexiones sobre la resurrección:

  1. En la vida mucho depende, en todas las áreas, de en qué creemos. En un mundo donde la gente cree en todo, a veces le cuesta creer lo que realmente es verdad y más importante
  2. La resurrección de Jesús es uno de los sucesos mejor documentados; incluso según Billy Graham hay más pruebas de que Jesús resucitó que las pruebas de que vivió Julio César o que Alejandro Magno murió a la edad de treinta y tres años
  3. Ella prueba que hay vida después de la muerte. Gracias a la resurrección de Jesús, la esperanza del hombre ya no está limitada al ámbito de sus posibilidades humanas, si elegimos creer en ello
  4. Prueba también que Jesús es quien afirmó ser, el Hijo de Dios y Dios mismo
  5. El escritor Charles Colson dijo: Tengo la certeza de que la resurrección es un hecho y Watergate me lo demostró. ¿Cómo? Porque 12 hombres dieron testimonio de que Jesús había resucitado, luego lo proclamaron por 40 años, y ni una sola vez lo negaron. Todos fueron golpeados, torturados, apedreados y encarcelados. No habrían resistido si no fuera verdad. En Watergate estuvieron involucrados 12 de los hombres más poderosos del mundo… y no pudieron sostener una mentira por 3 semanas. ¿Me dicen que los 12 apóstoles pudieron sostener una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.

Finalmente una pregunta para hacernos cada uno:

¿En mi vida de verdad yo actúo como si Dios estuviera vivo?

@viviendovalores