«No está aquí…ha resucitado»

Él siempre ha estado allí…incluso tal día como hoy resucitó, y venció a la muerte para siempre, para luego llegar a decirnos: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo

Hoy el mundo cristiano (católico y protestante) celebra el suceso más impresionante y singular de toda la historia: la resurrección de Jesús. De acuerdo a varios historiadores y apologistas hay argumentos sólidos que demuestran que la resurrección de Jesús sucedió en verdad.

Hay una historia en los Evangelios de cuando Jesús se quedó dormido estando en una barca con sus apóstoles, y en medio de una tempestad estos le dicen: Señor sálvanos que perecemos, y allí Jesús se levanta y ordena a la tempestad que pare, a lo que ellos dicen: ¿Qué hombre es éste que aun el viento y el mar le obedecen? (Mateo 8:27). Habiendo estado con él durante un tiempo, viendo muchos milagros que estaba haciendo, aún así les costaba entender que habían estado en la presencia del Hijo de Dios. Una vital reflexión de hoy día sería que, a pesar de las tormentas de la vida, de todo lo que estamos viendo y viviendo: guerras, catástrofes naturales, conflictos de todo tipo, la pandemia reciente que afectó a todos de alguna manera, etc. nunca se nos olvide todas las veces que el Señor nos ha sacado de situaciones que en su momento parecían hasta imposibles. Él siempre ha estado allí…incluso tal día como hoy resucitó, y venció a la muerte para siempre, para luego llegar a decirnos: y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén (Mateo 28:20b v. RV60). Es decir que a pesar de todos los pesares, nunca se nos olvide que el capitán resucitó, está vivo, y por eso sigue al mando del barco.

A continuación algunas reflexiones sobre la resurrección:

  1. En la vida mucho depende, en todas las áreas, de en qué creemos. En un mundo donde la gente cree en todo, a veces le cuesta creer lo que realmente es verdad y más importante
  2. La resurrección de Jesús es uno de los sucesos mejor documentados; incluso según Billy Graham hay más pruebas de que Jesús resucitó que las pruebas de que vivió Julio César o que Alejandro Magno murió a la edad de treinta y tres años
  3. Ella prueba que hay vida después de la muerte. Gracias a la resurrección de Jesús, la esperanza del hombre ya no está limitada al ámbito de sus posibilidades humanas, si elegimos creer en ello
  4. Prueba también que Jesús es quien afirmó ser, el Hijo de Dios y Dios mismo
  5. El escritor Charles Colson dijo: Tengo la certeza de que la resurrección es un hecho y Watergate me lo demostró. ¿Cómo? Porque 12 hombres dieron testimonio de que Jesús había resucitado, luego lo proclamaron por 40 años, y ni una sola vez lo negaron. Todos fueron golpeados, torturados, apedreados y encarcelados. No habrían resistido si no fuera verdad. En Watergate estuvieron involucrados 12 de los hombres más poderosos del mundo… y no pudieron sostener una mentira por 3 semanas. ¿Me dicen que los 12 apóstoles pudieron sostener una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.

Finalmente una pregunta para hacernos cada uno:

¿En mi vida de verdad yo actúo como si Dios estuviera vivo?

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La enorme diferencia

Luego, en tiempos de confusión y oscuridad, lo que deberíamos hacer es aferrarnos a lo que sabemos que es verdad… ¿qué es verdad? Que Dios nos ama sin condiciones. Tanto que no podemos hacer que él deje de amarnos

En estos días estuve reflexionando sobre cuánto puede hacer una gran diferencia el solo hecho de prestar más atención de manera regular. Y uno de los ejemplos que pensé fue que muchas cosas que suceden en la vida, tanto respecto a lo físico como a lo espiritual, se pueden establecer como un paralelo de algunas otras lecciones importantes que necesitamos aprender. Hoy quienes creemos en un Dios vivo que todo lo puede, que todo lo sabe, que está en todas partes y que nos ama profundamente, conmemoramos un evento que resultó determinante precisamente para nuestra fe en él: la Resurrección de Jesús. A continuación un resumen de un paralelo que podemos instituir a consecuencia de dicho evento de tan gran magnitud:

Como sabemos, en la vida siempre hay momentos de crisis, algunos de alcance global, como la pandemia de Covid reciente, otros de impacto más local, como el caso de una mujer durante su embarazo y luego al pasar por dolores de parto. El evento de la Resurrección de Jesús nos muestra que un gran sufrimiento y hasta una muerte atroz terminó en su resurgir con gran júbilo, así como la angustia de la madre se convierte en gran alegría al nacer su hijo.

Luego, en tiempos de confusión y oscuridad, lo que deberíamos hacer es aferrarnos a lo que sabemos que es verdad… ¿qué es verdad? Que Dios nos ama sin condiciones. Tanto que no podemos hacer que él deje de amarnos. ¿Cómo lo sabemos? Porque su amor se basa en quién es él, no en lo que nosotros hacemos.

En medio de la confusión en que hoy vivimos, mucha gente ha sido y sigue siendo lastimada física, emocional y espiritualmente. Pero resulta que Dios se especializa en sacar lo bueno de lo malo. Cualquier persona puede sacar lo bueno de lo bueno, pero Dios se especializa en sacar lo bueno de lo malo. De hecho eso fue lo que hizo al convertir una crucifixión en una resurrección.

Por otro lado, hay cosas en nuestra vida que no nos gustan de nosotros mismos y que quisiéramos cambiar. Pero no podemos. La fuerza de voluntad no es suficiente. Funciona a corto plazo, pero solo hasta ahí. Sólo el poder de Dios puede lograrlo. Se necesita más que nuestro esfuerzo. Se necesita más que el pensamiento positivo. Este solo funciona en cosas que podemos controlar. ¿Y qué pasa con las que no podemos controlar?

En fin, gracias a la Pascua de Resurrección, la esperanza del hombre ya no está limitada al ámbito de sus posibilidades humanas. Si decidimos creer que Jesús resucitó, y que con ello dejó atrás la muerte, la cruz y todo el pesar que la precedió, ahora nosotros también podremos dejar atrás todo sufrimiento, angustia o tribulación, porque tenemos la esperanza cierta de que algún día todo esto terminará, y en última instancia ni la muerte podrá oponerse a ello, por lo que siempre en algún momento vamos a poder comenzar de nuevo y seguir adelante. Basta con tomar la decisión muy personal de creer, algo que depende exclusivamente de cada uno de nosotros.



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¿Nos atrevemos?

El hecho de aceptar la resurrección de Jesús prueba varias cosas, en lo personal una de las más importantes es que creo prueba que hay vida después de la muerte

En el artículo ¿Cuál es la motivación? dijimos: Escojamos hacer del amor verdadero nuestra motivación todo el tiempo que podamos. Así hallaremos, como mínimo, la alegría de vivir para algo más grande que nosotros mismos.

Este domingo el mundo cristiano (católico y protestante) conmemora la resurrección de Jesús. Y creo que, de acuerdo a lo que dicen las Escrituras, no hubo mayor acto motivado por amor verdadero en toda la Historia que el que llevó a cabo Jesús cuando murió crucificado para dar salvación a todos los que creen en ello, para luego resucitar y corroborar así dicho acto de amor. A continuación unas reflexiones de este tema:

  1. En la vida mucho depende, en todas las áreas, de en qué creemos. En un mundo donde la gente cree en todo, a veces le cuesta creer lo que realmente es más importante. De hecho incluso hay más pruebas de que Jesús resucitó que las pruebas de que vivió Julio César o que Alejandro Magno murió a la edad de 33 años (B. Graham)
  2. ¿Nos atreveremos a creer? Esa es la pregunta más importante que jamás nos harán porque nuestro destino eterno se basará en la respuesta a esa pregunta. En concreto ¿nos atreveremos a creer que Jesús resucitó aunque nuestra mente nos grite que eso no es posible? La decisión que tomemos respecto a ese tema no debería estar afectada por un razonamiento lógico de nuestra mente, porque si aceptamos la posibilidad de la existencia real de Dios, en ese caso no deberíamos razonarlo como otro tema más ya que este se sale de cualquier parámetro humano. De hecho podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación, desechar todo lo que queramos y buscar adaptar la realidad a nuestros deseos y planes; lo cual nunca va a cambiar ni una pizca la verdad de la realidad de Dios. O como dijo Gandhi: Dios es, aunque el mundo entero lo niegue
  3. El hecho de aceptar la resurrección de Jesús prueba varias cosas, en lo personal una de las más importantes es que creo prueba que hay vida después de la muerte. Si Jesús no hubiera resucitado, no tendríamos esperanza del futuro. No tendríamos esperanza de que haya algo luego que dejamos este planeta. No tendríamos conocimiento del Cielo ni de ninguna otra cosa porque Jesús fue quien probó que hay vida después de la muerte. Si no hubiera resucitado, todo sería un mal chiste. O simplemente una gran locura
  4. El teólogo Timothy Keller en una ocasión dijo: Si Jesús resucitó, entonces tenemos que aceptar todo lo que Él dijo. Si no resucitó, entonces ¿por qué preocuparse de lo que dijo? La cuestión de la que todo depende no es si nos gusta su enseñanza, sino si resucitó o no.
  5. Además entre otras pruebas el Nuevo Testamento también dice que Jesús se apareció en persona ante más de 500 testigos visuales luego de su resurrección (1 Corintios 15:6). De hecho ese fue el atronador mensaje que sus primeros discípulos proclamaron abiertamente en el mundo entero: Dios lo levantó de los muertos (Hechos 13:30)

¿Nos atreveremos a creer?

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Con lo que nos queda

Muchas veces, frente a la adversidad, las personas acuden a la victimización. Culpan a alguno o a todos y a todo, incluso a Dios de su infortunio

En el pasado hemos comentado que en el lapso de nuestra existencia en el planeta hay situaciones que escapan a nuestro control, y que muchas veces nuestra reacción es rebelarnos y hasta resentirnos en contra de ellas. Por esto, uno de los aprendizajes más importantes que podemos tener en nuestras vidas es aceptar esta realidad, que en varias ocasiones vamos a tener muy poco o ningún control sobre lo que sucede a nuestro alrededor, menos aún más allá, y que por tanto lo que deberíamos hacer más bien es buscar aprender todo lo positivo que se pueda en ellas. En medio de la cuarentena en que nos encontramos por el virus, quisiera compartir con los amables lectores una historia que alguien me hizo llegar, y que puede ser un buen ejemplo de cómo podemos conseguir sacar el mejor provecho de circunstancias adversas:

«Una noche el violinista de fama mundial Itzhak Perlman tocaba para el público que había llenado una sala, cuando, en medio de una pieza, se oyó un sonido inesperado: ¡Una de las cuerdas de su violín se había roto!

El suspenso era palpable luego que la orquesta se detuviera a la espera de lo que haría Itzhak. A pesar de todo, el músico hizo una breve pausa y con señas le indicó al director que continuara la pieza. Abordó la que para la mayoría sería una tarea imposible: tocar una compleja pieza musical con un violín de apenas tres cuerdas. Fue increíble ver y escuchar a Perlman como si estuviera recomponiendo de nuevo la obra en otra situación. Cuando terminó, hubo un silencio sepulcral, seguido por intensas ovaciones y aplausos, tanto del público como de los otros músicos. Las situaciones límite y las grandes pruebas no eran desconocidas para Itzhak Perlman. Cuando era niño fue afectado por la poliomielitis, lo que lo obligó a usar permanentemente aparatos ortopédicos en las piernas y a caminar con muletas. Entre las ovaciones, se esforzó por levantarse y luego hizo una seña al público para que callara. Seguidamente, dijo con humildad: «¿Saben?, algunas veces, la tarea del artista es descubrir cuánta música puede crear con lo que le queda»”.

Luego de este relato podemos preguntarnos: ¿con qué frecuencia nos detenemos a pensar en otro tipo de dones distintos a los muy evidentes, que también llenan la vida de muchas personas, como por ejemplo la ceguera que aguza otros sentidos a tal punto que la persona alcanza mayores logros?

La capacidad de Itzhak de transformar derrotas en logros mayores no vino por casualidad. Es consecuencia de su constante y valiente decisión de convertir su sufrimiento de toda la vida en un instrumento de bien, que luego hasta se volvió una pasión por ver todo obstáculo como una oportunidad de ir más lejos. Sus impedimentos físicos forjaron en él una humildad que lo protegió de la corrupción del orgullo, incluso en los aspectos en que él ha destacado por su talento. Y esto es sin duda un gran modelo a seguir.

Muchas veces, frente a la adversidad, las personas acuden a la victimización. Culpan a alguno o a todos y a todo, incluso a Dios de su infortunio. Un mejor camino es pedir a Dios que nos llene de su sabiduría, su fuerza y su gracia para ayudarnos a lidiar con las dificultades de la vida y cultivar cualidades que nos permitan reflejar, con la mayor frecuencia posible, su amor donde sea que nos encontremos.

Por otro lado, estamos culminando Semana Santa en el Domingo de Resurrección. Aún hoy día, luego de más de 2.000 años, continúan resonando las palabras registradas en Mateo 28:6, versión RV1960: No está aquí, pues ha resucitado, tal como él dijo… Cuando lo analizamos con detenimiento, nos percatamos de que la resurrección es nuestra garantía de que se puede confiar en cada promesa que Dios ha hecho. Por ello, gracias a la Pascua de Resurrección, la esperanza del hombre ya no está limitada al ámbito de sus posibilidades humanas, ni a los ambientes que podemos llamar estrictamente religiosos. Además, ante la enorme diversidad de teorías de todo tipo, y de la ausencia casi total de valores absolutos hoy día, la gente particularmente cree casi que en cualquier cosa, aún incluso en cosas que los pueden llevar a la autodestrucción.

En lo personal, y es mi invitación a los amables lectores, he decidido creer que Jesús no solo murió, sino que resucitó, y que con ello dejó atrás la muerte, la cruz y todo el pesar que la precedió. Gracias a ello ahora nosotros también podremos dejar atrás todo sufrimiento, angustia o tribulación, incluyendo los que nos esté causando de una forma u otra la crisis actual del virus y otras más. Porque de esta forma tenemos la esperanza cierta de que algún día todo esto tendrá un final feliz, y en última instancia ni la muerte podrá oponerse a ello, por lo que siempre en algún momento vamos a poder comenzar de nuevo y seguir adelante, sea en este mundo y/o en otro más allá de la muerte. Basta con tomar la decisión muy personal de creer, algo totalmente al alcance de cada uno de nosotros.

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