¡No hay otra forma!

Algo que nos muestra con claridad la necesidad de cambios personales son las experiencias que vivimos

Hace poco estuve reflexionando sobre el hecho cada vez más común de que a nosotros los humanos nos cuesta mucho cambiar. A pesar de que si algo tenemos seguro en este mundo son cambios, por lo cual cada uno de nosotros deberíamos siempre estar dispuestos a hacer cambios en lo personal, usualmente seguimos haciendo lo mismo, no cambiamos, y de paso queremos que quienes cambien sean otros. Por supuesto, nos referimos a cambios personales para bien de todos, no solo para beneficio particular.


Algo que nos muestra con claridad la necesidad de cambios personales son las experiencias que vivimos. Aunque una experiencia que no ha sido bien analizada no sirve de casi nada. Hay personas que dicen haber vivido 20, 40, 60 años y en realidad no ha sido así. En tal caso habrán vivido un año 20, 40, 60 veces. Y por eso siguen cometiendo los mismos errores, porque nunca paran a buscar y analizar las lecciones que siempre hay cada vez que cometen esos errores. Por ejemplo, la tremenda vivencia que tuvimos todos con la pandemia, con todo lo impactante que fue, no sirvió de nada para quienes no buscaron y menos aún analizaron las lecciones que se derivaron de ella. Ni las individuales ni las colectivas. Y por eso siguen haciendo lo mismo, como si no hubiese habido pandemia.


La anécdota a continuación nos ilustra bien por qué es una necesidad cambiar en lo personal: Había una vez un águila encadenada a una estaca clavada en el suelo. Llevaba tanto tiempo dando vueltas en círculo, que abrió un surco en la tierra. Cuando al fin su amo decidió dejarla libre, le quitó la argolla metálica y la lanzó al aire para que volara, como cualquier otra águila. Pero ocurrió que, en vez de salir volando normalmente, dio unos cuantos aletazos y cayó de nuevo en el suelo. Y lo más sorprendente fue que, acercándose a su surco de siempre…¡se puso a dar vueltas otra vez! ¡Sin la cadena! ¡Sin el aro! ¡Solo por la fuerza de la costumbre!

Algo similar nos ocurre a nosotros los seres humanos. La mayoría prefiere permanecer con sus viejas costumbres, y por eso siguen viendo y viviendo siempre lo mismo. Por ello la única forma de que veamos cambios reales, es que cada quien haga los cambios personales que precisa hacer. Luego ¿por qué no comenzar YA cada uno de nosotros? ¿Con nuestro corazón, mente, espíritu y vida? Así el lugar y hasta el ambiente que nos rodea cambiarán…más aún ¡si iniciamos nuestros cambios con y por el poder del amor de Dios!


@viviendovalores

De repente me di cuenta…

Los sentimientos y emociones que vivimos, habitualmente son consecuencia directa de las decisiones que tomamos, de los pensamientos que albergamos, de las veces que optamos por obrar abnegadamente

En ¡Podemos empezar hoy! dijimos: «Toda la vida es un continuo decidir. Lo que sucede a nuestro alrededor escapa en gran medida a nuestro control, pero la forma en que escogemos reaccionar a ello sí está dentro de nuestro control, y de nuestras elecciones.»

La manera en que respondemos a lo que la vida nos pone por delante afecta la nuestra más que cualquier otro factor. De hecho, en muchos sentidos la vida es un experimento sobre cómo manejamos la responsabilidad que tenemos en cada una de nuestras respuestas. Al ser esto así deberíamos estar mucho más pendientes de cuáles, cómo y para qué son nuestras reacciones, más que de cualquier otra cosa. Aunque usualmente estamos más pendientes de lo que hacen o dejan de hacer otros, en especial los que piensan distinto de uno, sobre todo para señalarlos y/o criticarlos. Esto no es sabio.

Por otro lado los sentimientos y emociones que vivimos, habitualmente son consecuencia directa de las decisiones que tomamos, de los pensamientos que albergamos, de las veces que optamos por obrar abnegadamente, de las ocasiones en que nos ponemos en el lugar de otra persona, y dejamos que nuestro corazón se quebrante y sea movido a compasión y amor verdadero.

Cuando elegimos tomar decisiones y tener pensamientos que provengan desde lo positivo, en especial cuando obramos desinteresadamente para beneficio de quien lo requiere en ese momento, me he percatado (en otras personas y en mí mismo), de que Dios nos retribuye con sentimientos de amor, unidad y felicidad. Y nos los da según las decisiones que tomemos y las opciones que elijamos, según la forma en que por voluntad propia actuemos, nos demos, reaccionemos, y comprendamos a los demás. Por supuesto si lo hacemos con sinceridad, por propia iniciativa y voluntad, no por obligación o no tengamos más remedio. Y cuando tenemos la ocasión de experimentarlo (y es la única forma de que podamos comprobarlo, es decir viviéndolo en nosotros mismos), no tiene precio. Más aún en un mundo donde predomina lo contrario, o sea el egoísmo y el interés personal.

Finalmente un texto que leí en una ocasión, que ilustra bien cómo mucho depende de cada uno de nosotros:

Cuando yo era joven y libre, y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo.

A medida que crecí y me fui haciendo más sabio, descubrí que el mundo no cambiaría, así que reduje mis expectativas y decidí cambiar solo mi país. Pero también parecía inamovible.

A medida que crecía en el atardecer de mi vida, en un último intento desesperado, me conformé con cambiar solo a mi familia, los más cercanos a mí, pero por desgracia ellos no quisieron saber nada de eso.

Y ahora que me acerco al final del camino de la vida, de repente me di cuenta:

Si primero me hubiera cambiado a mí mismo, entonces con el ejemplo habría cambiado a mi familia. Gracias a la inspiración y aliento de esta, habría podido mejorar mi país y, quién sabe, tal vez incluso habría cambiado el mundo.

@viviendovalores

Un futuro más prometedor

Nuestra existencia actual es pasajera; nuestra vida no es más que neblina, o sea breve. Por ello debemos aprovechar el tiempo que tenemos, mientras lo tenemos, para que pidamos al Señor Dios que nos ayude

Cada vez más observamos personas que buscan justicia en un mundo básicamente injusto. La gente se molesta y se altera de forma exagerada, y a menudo se vuelven violentos. Usualmente realizan campañas personales contra las injusticias, algunas reales otras imaginarias. Por esta razón cada vez más gente se resiente y se amarga, y así se van convirtiendo en cada vez más intolerantes, criticones y desagradables. Vivir así es una elección individual, es una potestad que tenemos cada uno. Aunque es importante aclarar que permitir que las circunstancias e injusticias de la vida nos endurezcan el corazón no es la solución de Dios.

Hay una realidad: ninguno podemos corregir todos los males de este mundo. Pero cada uno podemos elegir hacer lo bueno y lo de verdad correcto en nuestra vida. Para poder lograrlo debemos primero tomar conciencia de varias cosas importantes. En esta entrega empezaremos por mencionar lo siguiente:

Nuestra existencia actual es pasajera; nuestra vida no es más que neblina, o sea breve. Por ello debemos aprovechar el tiempo que tenemos, mientras lo tenemos, para que pidamos al Señor Dios que nos ayude, y así nos esforzaremos por cambiar de mentalidad para ir aprendiendo a ver las cosas como las ve Dios; de esta manera podremos remontarnos por encima de las dificultades que encontramos en la vida actual, así como enfocarnos en una meta que trascenderá la presente vida. De esta forma estaremos poniendo los ojos en una vida después de esta vida, donde hay un mundo mucho mayor y lleno de amor verdadero, sentido y felicidad, justo después de este en el que vivimos, luchamos y trabajamos hoy en día. Y hay dos cosas que serán fundamentales para irnos preparando para esa vida futura:

1. Cada uno de nosotros, individualmente, decidir creer y aceptar con fe lo que dicen claramente dos pasajes bíblicos que nos abren la puerta a ese mundo futuro, los transcribo de la Biblia versión DHH:
Juan 3:16 Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.
Romanos 10:9 Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó de los muertos, alcanzarás la salvación

2. Comenzar a aprender a amar con el amor verdadero que solo proviene de Dios.

Finalmente un relato breve de algo que sucedió en una ocasión y que nos ilustra sobre la necesidad de cambiar nuestra mentalidad por una que ve las cosas como Dios las ve:

Luisa, una niña que se había criado en una familia muy sencilla, fue a pasar unos días con una tía suya muy estricta. Una noche, después de un día muy difícil en que la habían regañado por sus faltitas más de lo acostumbrado, rezó su oración de la noche. Cuando su tía pasó junto a la puerta del cuarto, oyó a Luisa que estaba rezando pidiendo a Dios: «…y te pido que hagas buenas a todas las personas malas, y que hagas que resulte un poco más fácil vivir con las personas buenas.»

@viviendovalores

Cambiar de mentalidad

Cabe destacar que, para involucrar más profundamente a Dios en nuestras vidas, tendremos que dedicar tiempo y esfuerzo a aprender a ver las cosas como las ve Dios, que muy usualmente es al contrario de cómo las vemos los seres humanos

En el artículo Oportunidades de crecer dijimos: “Una sugerencia inicial de cambios provocados (durante este nuevo año) serían: 1. Involucrar más profundamente a Dios en nuestras vidas; 2. Lo cual llevará a cambios en nuestra mentalidad. En próximas entregas ahondaremos en…estos y otros cambios”. Para nadie debería ser un secreto que la naturaleza humana es egoísta, tiene una mentalidad egoísta, egocéntrica. Es allí que nacen muchas de las crisis, problemas, conflictos que trastornan al mundo hoy en día: en una pandemia no declarada de egoísmo. Aunque el egoísmo es inherente al ser humano, también lo es la capacidad de superarlo, ya que Dios nos creó con esa capacidad. Lo que significa que toda persona tiene la posibilidad de ejercer gran influencia para bien, sea cual sea el ámbito en que se desenvuelva. Y lo mejor de todo es que… ¡basta con que lo desee!

Para que esto sea posible urge un cambio de mentalidad al respecto, lo cual representa un desafío descomunal que es imposible para un ser humano afrontar solo por su cuenta. Por ello tiene que necesariamente pasar por el punto 1. mencionado arriba, para poder llegar al punto 2. Y es una decisión que tendríamos que tomar cada uno, y mientras más personas la tomemos, mayor será el impacto en este mundo. Cabe destacar que, para involucrar más profundamente a Dios en nuestras vidas, tendremos que dedicar tiempo y esfuerzo a aprender a ver las cosas como las ve Dios, que muy usualmente es al contrario de cómo las vemos los seres humanos. Y un punto vital donde empezar es abriendo nuestro corazón al Señor, y luego comenzar a estudiar Sus Palabras escritas, siempre apoyándonos en la oración personal para ello. De esta forma, paso a paso, vamos a ir adquiriendo un carácter contrario al egoísta, o sea más altruista y generoso.

Alguien que fue un ejemplo de altruismo fue la Madre Teresa. Ella sin duda alcanzó el éxito en su vocación. Llevó a cabo su misión en la Tierra con toda la energía espiritual y física de la que fue capaz. No todos podríamos o querríamos hacer lo mismo. Aunque hay algo que sí podríamos hacer todos tomando su ejemplo: aprender a poner cierto empeño de la forma más constante en hacerle la vida más agradable a nuestros semejantes.

Seguiremos con este tema. Termino con una frase muy elocuente:

Todo ser humano tiene que decidir si va a caminar en la luz del altruismo creativo o en la oscuridad del egoísmo destructivo. Martin Luther King Jr

@viviendovalores

Oportunidades de crecer

Agradezcamos nuestros problemas. Los problemas o desafíos que enfrentamos nos obligan a crecer y ser más capaces

Gracias a Dios estamos iniciando un nuevo año. Luego de uno difícil para muchos, es natural que nos preguntemos qué esperar en el nuevo. Algo que tenemos por seguro es que el nuevo año traerá a nuestras vidas cambios y desafíos, algunos provocados por nuestras decisiones y otros por las circunstancias imperantes (determinadas a su vez por decisiones nuestras y de otros, además de otros factores que no estarán bajo nuestro control). Nos mudamos de un lugar a otro, cambiamos de trabajo, entramos a la universidad, enfrentamos desafíos de salud, financieros, etc…

La mayoría vemos los cambios personales con cierto recelo y temor, porque a menudo significan mucho trabajo extra y, a veces, los cambios pueden ser muy difíciles y hasta abrumadores. Sin embargo los invito a reflexionar sobre la necesidad de los cambios y desafíos para no estancarnos, y para poder crecer como seres humanos. Ellos no solo son necesarios, sino que nos pueden llevar hacia nuevos horizontes, y ofrecernos nuevas posibilidades de desarrollo y aprendizajes que quizás no tendríamos si nada cambiara.

Hago la salvedad de la gran importancia de las motivaciones de las decisiones nuestras que provocarán algunos cambios y desafíos. Será fundamental que partamos de motivaciones positivas, si queremos ver resultados positivos de los cambios que sucederán; motivaciones como el amor sincero, la generosidad, la empatía, la integridad, la gratitud, el respeto, entre otras, serán fuente de cambios muy positivos, más aún en ambientes donde abunden actitudes contrarias a las mencionadas.

Una sugerencia inicial de cambios provocados serían: 1. Involucrar más profundamente a Dios en nuestras vidas; 2. Lo cual llevará a cambios en nuestra mentalidad. En próximas entregas ahondaremos en temas relativos a estos y otros cambios.

Ahora ¿qué significa la palabra mentalidad? Una definición que vi en Internet y que me pareció muy clara es: Ideología o modo de pensar que determina el comportamiento y los puntos de vista de una persona. En otras palabras, la forma que tiene alguien de enfocar las cosas, su actitud, lo que piensa y cree, incide en su comportamiento.

Una vez hace tiempo cité una anécdota que creo muestra fielmente cómo nuestra mentalidad influye de modo decisivo en nuestra actitud y en cómo nos comportamos:

Una fábrica de zapatos envió a África dos vendedores para averiguar oportunidades de ventas. Al llegar el primero y ver que los lugareños estaban descalzos, escribió: Aquí no hay nada que hacer, nadie usa zapatos, y renunció. Cuando llegó el segundo y vio el mismo panorama, se maravilló y exclamó: ¡Aquí todo el mundo necesita zapatos! Por sus mentalidades opuestas, la misma situación para una persona era un imposible y para la otra mostraba enormes posibilidades.

Finalmente unas palabras basadas en un texto de Zig Ziglar alusivas al tema descrito:

Agradezcamos nuestros problemas. Los problemas o desafíos que enfrentamos nos obligan a crecer y ser más capaces. El corredor de larga distancia que entrena para los Juegos Olímpicos corriendo cuesta abajo no tendrá ninguna posibilidad de ganar medalla. El corredor que entrena corriendo cuesta arriba tiene muchas más probabilidades de desarrollar la velocidad, fortaleza mental y resistencia necesarias para ganar la medalla. Lo mejor que le pasó al boxeador Gene Tunney fue que tenía las manos débiles. Su manager sintió que nunca podría golpear lo bastante fuerte como para ser campeón de peso pesado. En cambio, Tunney decidió que se convertiría en un boxeador científico, no en uno que lanzara golpes fuertes. Los historiadores del boxeo nos dirán que se convirtió en uno de los mejores boxeadores que jamás haya peleado. Tunney nunca habría sido campeón si no hubiera tenido el problema de sus manos débiles. Así que la próxima vez que nos encontremos con una subida difícil, un obstáculo o un “problema”, en vez de quejarnos sonriamos y digamos: Esta es mi oportunidad de crecer.

@viviendovalores

¿Qué tal si…?

¿Qué tal si en nuestros conflictos y situaciones cotidianos somos nosotros los que desatamos por así decirlo las fuerzas de Dios, que pueden hasta lo imposible, y que todo va ocurriendo conforme a lo que escojamos, según si hacemos el bien o el mal?

En el artículo “La gran pregunta” dijimos: ¿Pero…y si Dios existe? Si Dios existe, si existe algo más que sólo este mundo material y si algo más nos espera después de esta vida ¿no nos convendría averiguar y prepararnos para ello? De hecho, la realidad no va a dejar de existir porque se ignore. Y por si fuera poco, lo correcto es correcto aunque todos estén en contra de ello, y lo falso es falso aunque todos estén a su favor.

La verdad que este es un tema que por razones obvias debería llevarnos a hondas reflexiones. Y con el permiso de los lectores quisiera de mi parte contribuir con un granito de arena a dichas reflexiones, por ello creo que sería muy conveniente que nos hiciéramos algunas preguntas:

1. ¿Qué tal si en nuestros conflictos y situaciones cotidianas somos nosotros los que desatamos por así decirlo las fuerzas de Dios, que pueden hasta lo imposible, y que todo va ocurriendo conforme a lo que escojamos, según si hacemos el bien o el mal?; en ese caso cabría aclarar que se trataría del bien o del mal de acuerdo a las normas de vida que Dios mismo dispone para ayudarnos y orientarnos, no a lo que nosotros creyésemos qué es el bien o el mal. De la misma manera, ¿qué tal si, según lo que elijamos, desatamos también fuerzas contrarias a Dios, que se oponen a sus propósitos de bien para la vida de nosotros? De esa forma ¿qué tal si muchas cosas que suceden dependen de nosotros mismos, de nuestras decisiones a cada paso del recorrido en nuestras vidas, y que estas irían llevándonos por distintos caminos, caminos que en sí mismos serían consecuencias de dichas decisiones?; 2. ¿Qué tal si, al revés de lo que piensa mucha gente, Dios normalmente no escoge por nosotros? ¿qué tal si somos nosotros los que tenemos que escoger por nosotros mismos, los que tenemos que descubrir qué espera Dios de cada uno de nosotros, y por lo tanto buscarlo con verdadera y acuciante diligencia…más aún tomando en cuenta lo que está aconteciendo a lo largo y ancho del globo terráqueo?
Por otra parte, como la vida en general es el resultado de la suma de las decisiones y acciones cotidianas de cada ser humano que habita en el planeta, deberíamos comprender que lo que sucede a nuestro alrededor (y más allá) escapa en gran medida a nuestro control; pero que la forma en que escogemos reaccionar a ello si está dentro de nuestro control, e influye en alguna medida en lo que va sucediendo.

Apreciados amigos: Todo este tema podríamos resumirlo en que nos percatemos con mucho apremio, que toda nuestra vida y nuestra experiencia aquí en el planeta es con la finalidad de aprender a tomar decisiones sabias y prudentes. Como para pensarlo…

@viviendovalores
@agusal77

La gran pregunta

Una vez que aceptamos la existencia de Dios, la gran pregunta que cada uno de nosotros deberíamos hacernos es: ¿Realmente estoy viviendo yo como si yo creyera que Dios existe?

A medida que en el transcurso del tiempo este mundo se torna cada vez más en uno muy confuso cuando menos, cobran mayor importancia y validez algunas preguntas que todos deberíamos estarnos haciendo de vez en cuando, por ejemplo: ¿Para qué estoy viviendo en este planeta?; ¿Existe algún propósito o no para mi existencia, que no sea el de reunir la mayor cantidad de dinero y bienes materiales que yo pueda?; ¿Para mí es importante comunicarme y tomar contacto con las personas que cada día están a mi alrededor?; ¿Estoy dispuesto o no a prestar atención a lo que realmente sucede a nuestro alrededor, no solo a lo que a mí me interesa en lo particular? Y la pregunta: ¿Existe Dios o no?

Si Dios no existe entonces dediquémonos a hacer solo lo que nos plazca, todo el tiempo; a sacar para nosotros el máximo provecho a todo, sin que nos importe para nada si al hacerlo causamos daño a otros ¡Seríamos muy tontos si no lo hiciéramos!


¿Pero…y si Dios existe? Si Dios existe, si existe algo más que sólo este mundo material y si algo más nos espera después de esta vida, ¿no nos convendría averiguar y prepararnos para ello? De hecho, la realidad no va a dejar de existir porque se ignore. Y por si fuera poco, lo correcto es correcto aunque todos estén en contra de ello, y lo falso es falso aunque todos estén a su favor.

Por todo esto va a ser cada vez más vital y significativo que tomemos la decisión individual de aceptar la existencia de Dios. Y no estamos hablando de un concepto tradicional de Dios, restringido al ámbito religioso. Sino de un Dios vivo real, que quiere conectarse individualmente con cada uno de nosotros, un Dios bueno, bondadoso y que nos ama profundamente. Que hace bien todas las cosas. No pasa por alto ni olvida nada. Lo sabe todo. Jamás dice: “Uy, no vi venir esa”. Nunca se atrasa. Es soberano, y su providencia toca cada aspecto de la vida de cada uno de nosotros. Asimismo detesta las guerras y todas las injusticias que cometemos los seres humanos gracias a la facultad inalienable con que hemos sido creados, nuestro libre albedrío. Sin embargo, él es un Dios de segundas oportunidades; y las pruebas, penalidades y pérdidas que soportamos en la vida pueden cooperar para nuestro bien en la medida en que depositamos nuestra confianza en ese Dios vivo, lo sigamos y permitamos que su espíritu obre en nuestra vida a fin de cumplir sus designios.

Finalmente, ante la abrumadora cantidad y calidad de pruebas y testimonios de ello, una vez que aceptamos la existencia de Dios, la gran pregunta que cada uno de nosotros deberíamos hacernos es: ¿Realmente estoy viviendo yo como si yo creyera que Dios existe?

@viviendovalores
@agusal77

El secreto

Amigos: Quejarse es muy contagioso. Hay sólo una manera de poder estar felices en un mundo como este: ser agradecidos por todo lo bueno en nuestra vida

Otras veces hemos dicho que nuestras decisiones y actitudes siempre tendrán consecuencias, sean estas positivas o negativas. Y esto es independiente de que dichas decisiones y actitudes ocurran en circunstancias favorables o desfavorables. Es decir que está en cada uno de nosotros elegir si tendremos una visión optimista o pesimista de la vida, sin que esto tenga que ver con las situaciones que estamos viviendo. Además según lo que elijamos al respecto influiremos en nuestra salud espiritual, física, mental, para bien o para mal. Por lo cual si queremos aumentar las posibilidades de estar más saludables en el futuro, nos ayudará bastante el hecho de tener una visión más optimista de la vida. Todo esto es algo que ha sido demostrado en estudio tras estudio científico.

De hecho hay un secreto si queremos que cada día nos vaya mejor sin importar cuáles son las circunstancias que nos rodean… ¿cuál es?: Buscar lo bueno en toda situación. Sin duda eso es todo un arte, de paso nada fácil, por ello en lo personal acudo a Dios con todo mi corazón para que él me ayude a lograr ese propósito, para que me esté indicando algo bueno en lo que me sucede y en lo que sucede a mi alrededor. Por ejemplo, cuando una persona llega a casa después del trabajo, muerta de cansancio, y tiene que ponerse a cocinar para su familia o atender a los niños mientras la esposa cocina, puede parar un momento y dar las gracias por tener un techo a donde llegar, así como por una familia que lo estaba esperando.

Por otro lado, la gente se queja mucho hoy día. Esto se ve por todas partes, en la calle, las noticias, televisión, Internet. La gente se queja por múltiples razones. Y tienen (y a veces creen tener) argumentos para ello. Pero resulta que si nos dejamos arrastrar con frecuencia por pensamientos negativos, como por ejemplo criticando a otros o deprimiéndonos, de esa forma nunca vamos a mejorar nada. Nuestra vida transcurrirá todo el tiempo en un callejón sin salida. Y al final terminaremos amargados y resentidos.

En el mundo actual hay pesimismo y cinismo de sobra. Aunque no podamos evitar esto, sí podemos orientar nuestro modo de ver las cosas para no caer en esos vicios. Por ello deberíamos proponernos sobrellevar lo mejor posible las situaciones difíciles y de esa forma haremos de nuestro mundo un lugar más vivible, más feliz. Además tendremos más amistades, ya que la gente se ve naturalmente atraída por las personas optimistas. Y dado que nadie en este mundo es una isla, sino que cada uno influye de alguna forma en los demás, terminaremos por tener un efecto más positivo en el mundo de lo que creíamos posible. ¿No nos gustaría que así fuese?

Amigos: Quejarse es muy contagioso. Hay sólo una manera de poder estar felices en un mundo como este: ser agradecidos por todo lo bueno en nuestra vida. ¡Y en especial dando gracias a Dios por los muchos favores que él nos concede, a pesar de todo lo malo que vemos en dicho mundo!

@viviendovalores
@agusal77

¡Vivo!

Con la ayuda de ese mismo Dios, nuestro futuro puede estar lleno de estupendos éxitos y satisfacciones, que compensarán con creces los desencantos del ayer. Y todo eso puede empezar hoy

Hoy comienza la semana en que el mundo cristiano conmemora la muerte y resurrección de Jesús. Por ello en esta entrega quisiera hacer un sencillo homenaje a quien, solo por amor verdadero, hizo el mayor sacrificio que registra la historia humana, y cuyo significado real se nos hace muy difícil comprender, más aún en un mundo con tantas cosas que a menudo nos distraen de lo que es más importante:

Hubo un tiempo en que Dios decidió manifestarse por sí mismo a los humanos, y lo hizo en la persona de Jesús. Él no solo asumió nuestra condición humana; también adoptó nuestro modo de vida, costumbres, idioma, ropa, para poder comprendernos mejor y comunicarse con nosotros en el plano de nuestro entendimiento humano. Se dedicó a ir por todas partes haciendo el bien, dando de comer a los hambrientos, sanando a los enfermos y alegrando y reconfortando a los tristes y angustiados. Tan simple era su religión basada en el amor, que aseguró que había que ser como un niño para aceptarla (ver Mateo 18:3). En resumen evidenció con hechos que amaba a todos, sin excepción.

Enseguida unas palabras de un gran sabio que revelan resultados del evento que se conmemora esta semana:

La vida se compone de las pequeñas decisiones que tomamos todos los días. Las decisiones del pasado tuvieron su efecto en su momento, pero cada día puede ser un nuevo comenzar. Sea lo que sea que haya pasado hasta ahora, hoy tenemos la ocasión de tomar buenas decisiones.

No perdamos tiempo reviviendo el dolor que nos ocasionan los errores y las decisiones equivocadas del ayer. No podemos alterar el pasado, pero sí podemos forjar nuestro futuro empezando hoy. Aprovechemos al máximo el presente, sin importar las circunstancias en las que nos encontremos.

Aprendamos de nuestros errores y dejémoslos atrás. Perdonemos a quienes nos hayan ofendido y pidamos perdón a quienes nosotros hayamos ofendido. No nos resultará fácil, pero hagamos el esfuerzo de hacerlo hoy mismo. Acudamos al Dios vivo y a sus palabras en busca de valor y esperanza. Hoy mismo podemos concebir nuevos sueños y fijarnos nuevas metas. Empleemos el tiempo de que disponemos hoy en lo que es realmente importante: amando a nuestra familia, cultivando nuestras amistades, dando más de nosotros a quienes se crucen en nuestro camino. Empecemos hoy a hacer mejor las cosas.


Con la ayuda de ese mismo Dios, nuestro futuro puede estar lleno de estupendos éxitos y satisfacciones, que compensarán con creces los desencantos del ayer. Y todo eso puede empezar hoy.

Procuremos ver a Jesús no solo en la cruz, en un crucifijo, en sufrimiento y muerte, sino vivo…para ello ¡pidámosle que viva en nuestro corazón!


@viviendovalores
@agusal77

No es el final

Otras personas, en contraste, reaccionaron de manera totalmente diferente. Estas respuestas no fueron heroicas por ser hazañas; fueron heroicas por pequeños actos desinteresados. Enfrentaron las dificultades con dignidad. Se ayudaron unos a otros. Se unieron como una comunidad, procuraron el bienestar de sus vecinos y compartieron lo que tenían con quienes pasaban necesidad.

Hace un tiempo atrás estaba conversando un día con un muy apreciado amigo, quien me contó que hacía poco había visto un programa de la televisión británica, ambientado en la primera parte de la Segunda Guerra Mundial. Los nazis habían derrotado a Francia y Gran Bretaña esperaba una invasión inminente. A algunos, la incertidumbre, el temor del futuro y la sensación de que debían cuidar de los suyos, los condujo a actuar de manera que no lo harían en su vida normal cotidiana. Mostraron menos interés por los demás, muchos acapararon provisiones, otros robaron ¡y otros hasta llegaron a cometer asesinatos!

Otras personas, en contraste, reaccionaron de manera totalmente diferente. Estas respuestas no fueron heroicas por ser hazañas; fueron heroicas por pequeños actos desinteresados. Enfrentaron las dificultades con dignidad. Se ayudaron unos a otros. Se unieron como una comunidad, procuraron el bienestar de sus vecinos y compartieron lo que tenían con quienes pasaban necesidad.

Ver el contraste entre esas dos clases de respuestas opuestas hizo que en nuestra conversación ambos nos percatáramos de los desafíos que enfrentamos en épocas difíciles o de incertidumbre. En estas épocas es natural que la gente se preocupe por sí misma. Aunque no todos reaccionan de la misma forma, la verdad es que nosotros en situaciones similares lo haremos o como en el primer caso, o como el segundo…al final esto dependerá exclusivamente de cada uno.

Cuando todo lo que nos rodea es inestable, lo que considerábamos suelo firme empieza a sentirse como arena movediza; comprenderemos con fuerza el por qué de un temor al futuro, temor de los cambios actuales o que están por ocurrir. Ahora bien, para quienes somos creyentes en un Dios vivo, que todo lo puede y que nos ama profundamente, está en nuestras manos decidir si en esos momentos vamos a dejar que el temor sea más fuerte que la fe, porque de ser así va a tender a disminuir nuestra confianza en el cuidado que sabemos que nos brinda ese Dios. Es por esto que en momentos difíciles, podremos elegir al menos creer de verdad dos cosas:


1. Dios está usando nuestros problemas para desarrollar nuestra resistencia, paciencia, y fortaleza de carácter, lo que nos preparará para cualquier cosa. Puede que eso no nos parezca cierto, aunque la realidad es que las penas nos hacen más fuertes.

2. Este no es el final de nuestra historia. Dios se preocupa por cada detalle de nuestra vida. No importa lo que estemos enfrentando en este momento, podemos tener esperanza cierta, porque Dios tiene nuestro futuro cubierto. Él sí conoce el final de nuestra historia y nos guiará hacia ese objetivo.



@viviendovalores
@agusal77