Depende de qué elijamos

La realidad es que por más que uno decida preocuparse por todos estos problemas, físicamente es limitado lo que podemos hacer por la gente afectada por ellos

Para nadie es un secreto que muchas situaciones que suceden en el mundo de hoy, producen tanto angustia como temor en muchas personas. La angustia es una profunda sensación de ansiedad, pavor, inseguridad o aprensión, así como de insatisfacción subyacente sin una causa específica. La palabra angustia proviene de una raíz indoeuropea que significa angustia, ansiedad o ira. Asimismo en la vida hay épocas que causan aprensión, y que si no se tratan adecuadamente pueden crear angustia.


Por otra parte, uno podría preguntarse cuál sería la mejor manera de ayudar a las personas, no solo a las que tienen tremendas necesidades físicas, sino también en países ricos donde la gente tiene un vacío interno en un mundo materialista, vacío que muchas veces ni reconocen. Y ni hablar de problemas muy profundos del mundo con tantas guerras, terrorismo, contraterrorismo, así como con la codicia de personas adineradas que se guardan tanto mientras la mitad del mundo vive en pobreza. Tal como dijo una vez Mahatma Gandhi: El mundo proporciona lo suficiente para cubrir las necesidades de todos, pero no su avaricia.


La realidad es que por más que uno decida preocuparse por todos estos problemas, físicamente es limitado lo que podemos hacer por la gente afectada por ellos. Por si fuera poco, mucho también depende de cada persona y de sus decisiones. Todo el dinero del mundo no resolvería sus problemas, a menos que las personas decidan bien y hallen verdades duraderas y eternas cuando elijen creer en el Señor, y abrir sus corazones y sus vidas a él. En ese caso ellas (y cualquiera de nosotros que esté al tanto de las situaciones mencionadas que nos preocupen) pueden elegir entregar los problemas mencionados en oración fervorosa a Dios, quien sí tiene los recursos y el poder para resolverlos, siendo que él es el único que sabe realmente qué es lo mejor para cada persona involucrada en ellos, y el momento oportuno para las soluciones. Aunque todo tiene que partir de una actitud de fe genuina y expectante, que cuenta con convicción con una respuesta de parte de un Dios vivo de verdad.


Por otro lado, hay otras consideraciones en este tema: Si uno es abierto y sincero y admite sus flaquezas y debilidades, puede librarse de muchas tensiones y angustias. Porque todo esto a veces proviene del temor y orgullo desmedido, como cita el pasaje bíblico Lucas 21:26: Desfalleciendo los corazones de los hombres por temor. El temor, la tensión, la angustia, son cosas por las que vemos a la gente padecer y hasta morir ¡En realidad todo es temor! Y este a su vez proviene de lo que en el fondo es la causa de todos nuestros problemas: el orgullo desmedido.


Por último, todo futuro tiene dos asas. Podemos asirlo por el asa de la ansiedad, o por la de la fe ¡Elijamos la segunda siempre!

La angustia nos obliga a abrazar a Dios por una necesidad desesperada y urgente. Dios nunca está más cerca que cuando tu corazón está sufriendo Joni Eareckson Tada

@viviendovalores

No mirar atrás

De todos modos no estamos descubriendo el agua tibia cuando exhortamos a no mirar atrás…

En estos días reflexionaba sobre el hecho tan usual hoy día de que vivamos en un carrusel de emociones. Por ello, como muchas veces ocurren cosas que no nos gustan, es muy común que reaccionemos a estas con ira, resentimiento, angustia, temor, etc, a veces sin prestar casi atención a las situaciones en sí. Y que nos quedemos anclados allí, aprendiendo poco o nada de ellas.

Una vez leí un texto de un escritor llamado Arthur Gordon que decía más o menos como sigue:

“Estaba acostado boca abajo en una tabla de surf sobre el mar como a un kilómetro de la playa de Waikiki. Siempre había querido practicar surf en Hawai, pero al verme entre aquellas gigantescas olas verdes, de pronto ya no me sentí con mucha sed de aventuras.

Aquí ya estamos a buena distancia dijo el muchacho que me había acompañado hasta allí en su tabla. Ahora dese la vuelta y dé la cara a la playa. Cuando una ola levante la tabla, reme con todas sus fuerzas con los brazos. Y luego póngase de pie.

-¿De pie? Dime -le pregunté procurando que no se me reflejara el pánico en la voz ¿qué es lo más importante que tengo que recordar?

¿Lo más importante? -repitió sonriendo-. ¡No mirar hacia atrás!

La siguiente ola levantó la tabla. Ante mí se abrió un profundo abismo en el mar. La tabla se inclinó y se lanzó a lo más hondo de aquella sima color esmeralda. La inclinación era tal que casi se veía vertical. Traté de ponerme de pie. Sabía que a mis espaldas un millón de toneladas de agua se iban acumulando por encima de mi cabeza. En ese instante olvidé lo que me aconsejó el muchacho ¡miré atrás! En realidad no me ahogué. Me quedé flotando en el Pacífico mientras mi tabla se sumergía y se iba sola, hasta que por fin me armé de valor para volver a intentar.

Jamás olvidé el consejo del muchacho de la playa: «no mirar atrás”.

Este consejo del surfista podemos aplicarlo a muchas situaciones en nuestra vida diaria. En especial cuando nos suceden eventos dolorosos, aunque también cuando por errores nuestros o los de otros padecemos consecuencias penosas. Asimismo cuando perdemos ciertas oportunidades que difícilmente se vuelvan a presentar. Y quisiera resaltar una situación común hoy día: cuando sufrimos ofensas y tenemos otros motivos de queja, sean reales o imaginarios (tristemente muchas veces son ficticios). Por lo que ya no se puede enmendar no vale la pena mirar atrás, sino solo hacia adelante. Ir tras el futuro, concentrándonos en lo que nos aguarda. Eso es lo más importante que debemos tener presente.

De todos modos no estamos descubriendo el agua tibia cuando exhortamos a no mirar atrás. El apóstol Pablo, quien por cierto con su vida dio tremendos frutos que aún se siguen cosechando, nos aconsejó lo mismo hace unos dos mil años en las Escrituras:
Filipenses 3:13 (TLB): No, queridos hermanos, todavía no soy todo lo que debería ser, pero estoy dedicando todas mis energías a esta única cosa: olvidar el pasado y mirar hacia lo que está por venir.

@viviendovalores
@agusal77

Un mejor futuro

Un factor que debemos siempre tener en cuenta es que le lleva tiempo a nuestra mente natural y a nuestra naturaleza egoísta efectuar un cambio

En estos días tuve ocasión de reflexionar sobre de qué maneras los seres humanos a veces nos saboteamos a nosotros mismos. Tanto que a veces está pasando algo triste: es común que nos estén ocurriendo adversidades de las que no aprendemos nada o muy poco. De hecho muchas veces damos demasiada importancia a lo que nos sucede, en vez de pensar más en qué podemos aprender de ello. Como muchas de las cosas que nos ocurren hoy día no nos gustan, es usual que nos quedemos anclados en las emociones que esto nos produce: rabia, resentimiento, angustia, miedo, etc. Y estas no nos permiten avanzar hacia un futuro que podría ser mejor. De hecho lo que ha venido sucediendo en el mundo es una muestra clara de ello, tanto así que el sistema de valores en el que nos hemos estado basando sencillamente no funciona. En realidad lo que deberíamos hacer es construir desde ya una visión de futuro, con cambio de mentalidad incluido, para lo cual tendríamos que empezar por escoger cuáles serán las bases sobre las que dicha visión se apoyará. Y estas tendrán que ser los valores, algunos de enorme importancia en estos momentos.

Un factor que debemos siempre tener en cuenta es que le lleva tiempo a nuestra mente natural y a nuestra naturaleza egoísta efectuar un cambio, y cuando ocurren problemas derivados de esa mente y naturaleza, vamos a estar viviendo como una especie de choque cultural en nuestro sistema de valores. Todo lo cual implicará que será necesario esforzarse para cualquier cambio positivo que lleve a un futuro mejor. Un ejemplo que creo ilustra bien lo que hemos mencionado está en lo que una vez dijo sobre aprender Roberto Rosellini, quien fue un conocido cineasta italiano: «Poseo un tesoro valiosísimo: mi ignorancia. Superarla me proporciona un gran placer. Si consigo que otros se beneficien de los conocimientos que he adquirido, me da el doble de alegría. En tanto que siga descubriendo cosas nuevas, la vida será bella, pero demasiado breve para todo lo que quiero aprender.» Para que esto sea posible se necesitará mucha humildad y altruismo entre otras cosas.

Amigos: todo lo mencionado expresa un gran desafío que nos deja dos opciones: 1. Vivir el presente con todos los temores que la situación nos infunde, y así estar todo el tiempo buscando cambiar circunstancias que usualmente no están bajo nuestro control; 2. Aferrarnos firmemente al gran poder que da el vivir día a día los valores en nuestras vidas, en especial los más importantes en este momento: amor verdadero, humildad, honestidad, perseverancia, altruismo, responsabilidad y uno que llamaré el factor Dios. Hablaremos más de este tema.


@viviendovalores
@agusal77

¿Nos atreveremos?

Es vital que hagamos un esfuerzo por aprender a ponernos en los zapatos de los demás, para tener más probabilidades de éxito en resolver nuestros conflictos

Una situación demasiado común hoy día es la que se manifiesta cuando estamos atascados en una vieja historia, nos estancamos en lo mismo de siempre, algo que se repite y se repite y se repite, y por eso nos quedamos detenidos en el tiempo, porque siempre se termina haciendo lo mismo. Si analizáramos con cuidado qué está sucediendo en la práctica, nos percataríamos de que esto ocurre ya sea porque nosotros mismos, a veces sin darnos cuenta, nos metimos en ese círculo vicioso, por decisiones que hemos tomado afectados por emociones fuertes como la ira, el temor, el resentimiento, etc, o también hemos permitido que otra(s) persona(s) nos haya(n) metido en dicho círculo. Lo cierto es que lo aceptamos, de una manera u otra, como algo normal. Y mientras tanto el tiempo pasa y de repente nos damos cuenta que hasta la vida se nos está yendo. Esto sucede mucho cuando estamos en medio de conflictos y de contiendas. Y al final esto es muy lamentable, porque si algo tenemos seguro en esta vida son los cambios, y dependiendo de nuestra reacción a ellos al final estos serán para nuestro bien o no.

Dos de las grandes lecciones, entre muchas, que deberíamos estar aprendiendo a partir de las crisis que nos ha tocado afrontar son las siguientes: 1. Que una de las verdaderas luchas que deberíamos acometer en nuestras vidas NO ES EN CONTRA de otros seres humanos, sino en contra del mal que, en mayor o menor grado, hacemos todas las personas en ocasiones, algunas más otras menos; en contra de malas actitudes que todos los seres humanos asumimos con mayor o menor frecuencia; 2. Que a estas alturas tendríamos que habernos dado cuenta que como seres humanos siempre tenemos algunas flaquezas específicas, áreas en nuestras vidas en las que tomamos decisiones y realizamos acciones nocivas con las que perjudicamos a otros y a nosotros mismos.

Respecto a lo que acabamos de mencionar, podríamos citar varios ejemplos de luchas que deberíamos estar afrontando si de verdad queremos que haya cambios reales en las circunstancias actuales. Una de ellas se refiere a que para nadie es un secreto que el sarcasmo, el cinismo y las burlas crueles son el deporte de moda hoy día. De hecho se ha vuelto aceptable y hasta elogiable el hecho de ser desconsiderado, irrespetuoso e hiriente. Es algo que nos afecta a todos, a veces bastante, y sin embargo muy poco o nada se hace al respecto.

Además, cada vez que nos situamos en una perspectiva provechosa, podremos descubrir que hechos que en principio vemos como negativos, pueden llevarnos a aprendizajes positivos. Por ejemplo, las enfermedades, las desgracias y los problemas en general podremos aprender a verlos en algunas ocasiones como que suceden para unirnos y apoyarnos más unos a otros; en otros momentos, para bajarnos un poco los humos cuando nos creemos mejores que los demás, y no nos damos cuenta que muchas veces no vamos a poder resolver varios de esos problemas por nuestra cuenta, y que por ello vamos a necesitar ayudarnos más unos a otros. E incluso también para que nos percatemos que a veces precisaremos de una ayuda mucho mayor de la que podremos darnos unos a otros, es decir la de Dios, para lo cual tendremos que alinearnos con su perspectiva.

Hace tiempo una persona a quien yo tenía mucho aprecio y que ya no está entre nosotros, me dijo una frase que a lo largo del tiempo he corroborado varias veces que era muy acertada: En la vida tenemos que buscar siempre sumar, no restar. Incluso, poco a poco me ha tocado aprender que podríamos agregar a esta frase que siempre tenemos que sumar para aprender a ser mejores seres humanos, asumiendo de verdad y sumando genuina y progresivamente a nuestro modo de vida, valores como la integridad, la humildad, el respeto, la perseverancia, la generosidad y la empatía, entre otros, como verdaderas columnas en la vida que vamos construyendo día a día. Si de verdad nos enfocáramos en esto, estaríamos buscando, donde quiera que estén (así sea entre los que piensan distinto a uno), a quienes estemos dispuestos a sumar voluntades en este sentido, y no dividiéndonos de acuerdo a simpatías o preferencias que coincidan con nuestro parecer o gusto.

Es vital que hagamos un esfuerzo por aprender a ponernos en los zapatos de los demás, para tener más probabilidades de éxito en resolver nuestros conflictos. Para ello, vamos a tener una necesidad muy grande de mejorar la comunicación, y el respeto por las visiones diferentes. Y no olvidemos que en este esfuerzo tendremos un obstáculo muy importante: el ego humano, que suele ser la principal traba para solucionar nuestras diferencias con otras personas.

Sin duda es la hora para comenzar a vivir una vida que de verdad haga la diferencia para el bien común. ¿Nos atreveremos a hacerlo?

No puedes controlar lo que te sucede, pero puedes controlar tu actitud hacia lo que te sucede, y al hacerlo, estarás dominando el cambio en lugar de permitir que te domine.   Brian Tracy

@viviendovalores
@agusal77

¿Será que estamos atascados?

Quizás es el momento de descubrir que no estamos en este planeta solo para vivir para nosotros, que podríamos pasar a vivir una vida con un propósito valioso y positivo de verdad

 

Una situación demasiado común hoy día es la que se manifiesta cuando permanecemos atascados en una vieja historiaestancados en lo mismo de siempre, algo que se repite y se repite, y por eso nos quedamos como detenidos en el tiempo. Si analizáramos con cuidado qué está sucediendo en la práctica, nos percataríamos de que esto ocurre ya sea porque nos hemos metido en ese círculo vicioso por decisiones que hemos tomado cuando estamos afectados, y por ello hemos respondido con emociones fuertes como ira, temor, resentimiento, etc.; o también hemos permitido que otras personas nos hayan metido en dichos círculos viciosos.

Asimismo porque nos hemos quedado anclados en el pasado (no nos damos cuenta que incluso ayer ya es el pasado). Lo cierto es que lo aceptamos, sea de una forma u otra, como lo normal. Y mientras tanto se nos pasa el tiempo y de repente nos damos cuenta que hasta la vida se nos está yendo y todavía estamos en eso. Esto sucede mucho cuando estamos en medio de conflictos, para los cuales hasta pueden haber argumentos que los justifiquen. Pero no al punto de llevarnos a una vida estéril, infructuosa. Quizás es el momento de descubrir que no estamos en este planeta solo para vivir para nosotros, que podríamos pasar a vivir una vida con un propósito valioso y positivo de verdad, que haga bien y no mal a otros.

Aunque todos tenemos días en que nos concentramos más de la cuenta en nuestros propios problemas, intereses y deseos, deberíamos evaluar con frecuencia cuánto de nuestro tiempo lo pasamos con la vista clavada en los pies en lugar de mirar hacia arriba y a nuestro alrededor.

Una vez leí una cita algo dolorosa: Hay dos tipos de egocentrismo: el de quienes lo admiten, y el de todos los demás, es decir, el nuestro. Creo que a todos los demás, es decir, a nosotros, de vez en cuando nos viene bien que se nos recuerden el mundo que nos rodea, las necesidades ajenas, el poder del amor sincero. Porque así podría iniciarse en nosotros el propósito que mencionamos arriba.

Algo increíble que sucede con el altruismo y la bondad es que ni bien comenzamos a preocuparnos un poquito menos por nosotros mismos y un poquito más por los demás, nos sentimos felices. Así conoceremos la correlación que existe entre la felicidad real y ser serviciales.

 

@agusal77

@viviendovalores