Marcel, la concha con zapatos

… y la añoranza por formar parte de una comunidad.

Dirigida por Dean Fleischer Camp en el 2021, la película animada supone un viaje lleno de risas, anhelos y nuevas amistades. Nos enseña que, sin importar lo mucho que alguien, o algo, signifique en nuestra vida, debemos aprender a soltar lo que no es para nosotros, pues dejar ir es tan crucial como conectar con los demás. La vida cambia constantemente, y con ella, el camino que seguimos. Esto implica una transformación personal que tendemos a evitar porque no es nada sencilla, conlleva trabajo, nuevos inicios, finales y reconciliaciones. Lo desconocido puede doler, pero ese miedo a lo diferente también nos puede privar de un mejor mañana.

Se trata de un mensaje trascendental, representado de forma minuciosa en la novedosa historia de una pequeña concha de mar en busca de sus familiares. Marcel y su numerosa familia fueron separados un día como cualquier otro, de manera forzada y repentina: la pareja humana de inquilinos que habita la casa se separa inesperadamente tras una contundente discusión. Lo que en algún momento fue el hogar de estos pequeños seres, desde cada rincón de las gavetas hasta las polvorientas alacenas, pronto se ve vaciado, dejando atrás únicamente a Marcel y su abuela. No es más que un desafortunado malentendido. Los inquilinos desconocían la presencia de la comunidad, y esta, a su vez, se escondía de los humanos para asegurar su supervivencia.

El nuevo residente de la casa decide tomar cartas en el asunto. Al principio, su interés es dar vida a un documental sobre Marcel y su rutina haciendo uso de su conocimiento profesional sobre el mundo audiovisual. Lo sigue con su cámara; observamos Marcel cuidando a su abuela, regando las plantas, paseando a su mascota pelusa, transportándose de un lugar a otro dentro de una pelota de tenis… Eventualmente crean un vínculo, las preocupaciones de Marcel dejan de ser solo suyas, y su deseo por reunirse con su comunidad suena más y más posible con el pasar de los días.

Como parte del proyecto, el cineasta sube fragmentos de su material a una plataforma de videos. Allí, miles de personas arrojan las primeras luces sobre el posible paradero de la familia de Marcel. En cierto sentido, la comunidad de extraños se une para un bien común, formando así una especie de familia. Sin duda alguna, la solidaridad, el sentido de pertenencia y la empatía son los valores principales que motivan a las masas a ser parte de algo mucho más grande que ellos de manera desinteresada.

Sin embargo, durante todo este proceso la abuela de Marcel se descompone. El lazo entre su nieto y ella es más fuerte que nunca cuando la vida decide llevársela, un suceso tan lamentable como natural. Tal como el refrán: cuando una puerta se cierra, otra se abre. Logran dar con el paradero del resto de su familia y Marcel puede experimentar su duelo acompañado de los seres que más ama. Después de tantos aprendizajes, la aventura del cineasta llega a su fin, pero la de la pequeña concha de mar con zapatos apenas comienza.

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